El individuo es en gran medida una ficción. Somos seres sociales.
El trabajo del ser humano le pertenece, es parte integral de sí mismo, la cual comparte libremente con sus semejantes. En la medida en que un trabajo sea impuesto, en esas medida es ajeno al sujeto.
El trabajo de los alumnos no sería tratado como una mercancía que está a la venta. Un trabajo “vendido” también es un trabajo enajenado.
La escuela debe ofrecer a alumnos y maestros una base teórica que puedan estos ser críticos y potencialmente transformadores sociales.
Hemos extraído ideas fundamentales de esta teoría que sintetizamos en los siguientes principios:
- El ser humano es un ser social, es la síntesis personal de sus relaciones. Con esta conciencia se busca y valora el trabajo comunitario.
- La vida en sí misma implica diversidad; abrirse a lo diferente es sumamente enriquecedor y necesario en
- una civilización incluyente.
- Es necesario contar con una base teórica sólida para ser críticos y potencialmente transformadores sociales.
- Es a través del trabajo que el ser humano puede explayar sus habilidades y participar activa y originalmente en su comunidad; su trabajo le pertenece y no debe ningún otro apropiarse del mismo.
- La transformación social implica el desenmascarar de manera cotidiana las formas cómo se reproduce en la sociedad la lógica del capital.
- La adolescencia es una adaptación cultural cuya función principal es introducir las variaciones necesarias en la cultura para con ello transformarla.