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Nuestras acciones, razones, ideas, valores están alimentados en gran medida por motivaciones inconscientes. Ampliar el campo de la conciencia, haciendo consciente lo inconsciente, fortalece al ser humano y aumenta su capacidad amatoria.

Una postura ética implica hacernos responsables aún de nuestras acciones inconscientes.

Hemos reconocido en las cinco fases del desarrollo adolescente, puntos clave que nos indican las tareas madurativas y las resoluciones que son condición previa para pasar de una a otra, hasta llegar, con la autonomía necesaria, a los albores de la vida adulta.

Hemos extraído ideas fundamentales de esta teoría que  sintetizamos en los siguientes principios:

  • Nuestras acciones, pensamientos y sentimientos están motivados en gran medida por nuestro inconsciente.
  • Las pulsiones sexuales y agresivas del ser humano quedan reprimidas debido a las resistencias que se ejercen sobre ellas; es necesario buscar vías para la sublimación de las mismas.
  • El ser humano es, en esencia, ambivalente.
  • La función básica de todo educador es ser yo auxiliar para sus educandos; desde esta función es desde la cual el educando le otorgará la autoridad necesaria para llevar a cabo de manera satisfactoria su labor.
  • Desde la consolidación del yo-nosotros es desde donde se logran construir el sentido de pertenencia, la esperanza, los ideales en común y las utopías.
  • Durante la adolescencia el ser humano reestructura su personalidad; lo hace mediante la confrontación con los adultos y logra con ello construir su identidad, producto del trabajo interior y social realizado